lunes, 16 de junio de 2014

Mindfulness y Cerebro

                 Mindfulness, mindfulness y mindfulness. A ver, yo soy neuropsicólogo, ¿Qué tengo yo que saber del mindfulness?. Pues en teoría nada. Y sin embargo, esta palabra estaba apareciendo con demasiada frecuencia en mi entorno habitual. Al igual que durante semanas el fendelkrais (y la neurocognición del movimiento) despertaron mi interés, el Mindfulness empezaba a cobrar un cierto aire de misterio interesante. Y supongo que por ese motivo, entre muchos otros, acabé (hace cosa de unas semanas), en una ponencia sobre el Mindfulness en daño cerebral. No se si sería cosa de la ponente, capaz de atraer la atención de todo un salón de actos tras casi 8 horas de seminarios, pero el mensaje de su idea había calado hondo en el público. Tanto, que saltándome mi habitual tendencia a quedar en segundo plano, tuve que lanzar algunas preguntas.

- ... Y mi segunda pregunta, es más a nivel clínico aplicado - dije, micrófono en mano. Estaba siendo un día de lo más "mediático", sin duda - ¿Cómo aplico ese Mindfulness en pacientes con una afasia?. Me  refiero especialmente en una afasia de tipo comprensivo, y más aún, en una afasia progresiva primaria de tipo semántico. ¿Cómo hago que entiendan todos esos conceptos de "atender a uno mismo", de "mirar hacía la acción"?. ¡No entienden muchos conceptos!. A duras penas puedo lograr que cierren los ojos - terminé, dejando la pelota en el tejado de la ponente. La respuesta, al igual que la ponencia me convenció completamente. Pero, ¿Qué es el Mindfulness?.

Una atención plena

            Unos 30 o 40 post de este blog hacen referencia al carácter automático del cerebro. Su tendencia a automatizar todo lo que hace para seguir centrándose en la novedad. Una continua descargar de complejidad cognitiva para seguir añadiendo "rutinas". Supongo que en un número parecido, he defendido la idea de devolver a la conciencia de esos automatismos, obligándola a volver al aquí y ahora. Era una forma de entrenar la atención, sin duda. Y el Mindfulness viene a ser una forma, más que antigua, de hacer exactamente eso. ¿O no?.
¿Qué pasa en el cerebro cuando meditamos?

             El Mindfulness pretende centrar nuestra atención en aquello que estamos haciendo, sea la acción que sea, ya sea coger un vaso de leche, ya sea beber agua, tumbarse... pero centrado en eso, evitando que nuestra mente se dedique a vagar como habitualmente hace (Sobra decirlo, pero me refiero de nuevo al Mind Wandering, título de este blog). Es un hecho casi probado, durante el día muchas veces no estamos presentes, llegamos a los sitios tan automáticamente que lo que estamos haciendo es dejar vagar nuestra mente, a menos que algo saliente nos saque de ese ensimismamiento. Solemos estar lejos del aquí y ahora, algo que prentende controlar el mindfulness

                    Y este tipo de control de la atención, dirigiendo su foco a la acción, es bastante parecido al proceso de las propias autoinstrucciones que comentaba en otros post. Una suerte de control verbal de la conducta, más o menos en palabras de la ponente. No me fue difícil comprobarlo tras unos ejercicios prácticos en el propio aula. La mente, el foco atencional decidía vagar, y volver a vagar ¿Por qué tengo que centrarme en algo autómatico como es la respiración?. Prefería dedicarse a la previsión (como diría Rodolfo Llinás en su libro "el cerebro y el mito del yo"), o prefería organizar recuerdos... lo que fuera, pero no quedarse quieta en algo irrelevante. ¿Realmente lo es?.

Esa esponja cognitiva

               Durante mucho tiempo he estudiado los efectos del ejercicio físico sobre el cerebro. Siempre hablo del estudio de Van Praag en ratas, y como aquellas ratas que estaban dentro de una jaula hogar con un nivel más alto de estimulación (definido como poseer una rueda para correr), presentaban un nivel más alto de neurogénesis que aquellas que no. Sin ánimo de repetirme, el estudio de Maguire del año 2000 sobre el hipocampo de los taxistas de Londres (con un tamaño superior al de la media, por su relación con las localizaciones espaciales), nos muestran esta idea de un cerebro que a partir de la actividad externa, se ve modificado (todo esto lo contamos en "supersize my brain"). ¿Que supone el Mindfulness para el cerebro a nivel funcional?.

Bien, el cerebro activa ciertas zonas cuando meditamos...¿Pero supone un cambio permanente con el paso del tiempo?

                     El primer ejemplo lo pongo en el estudio de Linda C.W. Lam del año 2009, realizado en una comunidad china de ancianos. En este estudio encontraron un mejor estado cognitivo en personas que realizaban ejercicio cardiovascular (lo que siempre he defendido como un efecto de la oxigenación mayor debida al deporte), pero también del ejercicio mente-cuerpo (el tai-chi). Este último resultado tampoco lo tuve mucho en cuenta, ya que al ser todos los autores orientales, la impresión que daba es que iba a salir si o si ese "mind body" como relevante.

                    El resto de ejemplos viene de diversos estudios que he estado leyendo en los últimos días (el gusanillo de la curiosidad hace que uno lea estudios antes de opinar... aún cuando es más fácil criticar en el acto lo que no se conoce) para comprobar si existen relaciones entre el cerebro de la persona que practica mindfulness y la que no. Y aquí van algunos de los más relevantes:

1) Xue et al 2014: Una semana de práctica en Body Mind Training implica cambios a nivel electrofisiológico que se relacionan con una mejora de la integración de la información (electrodos Pz y Fz de la línea media). (Aquí)

2) Grant et al 2014: Las personas que practican meditación parecen tener diferencias en su grosor cortical. Es decir, ciertas  estructuras del cerebro tienen más tamaño, lo cual suele (y digo suele porque nada es 100% correcto) relacionarse con mejor función cognitiva. (Aquí)

¿Un término nuevo? Pues a descargar artículos antes de criticarlo libremente (aún me suenan en la cabeza ecos de gente criticando el fendelkrais sin saber si era una técnica de meditación o un plato de cocina Israelí).

3)Lu et al. 2014: diferencias neuroanatomicas que correlacionan con el "rasgo" mindfulness (esto es, gente con más tendencia a estar atenta al aquí y ahora) de forma que hay zonas que, nuevamente, presentan más materia gris. (Aquí)

4) Teper 2013: efecto de la práctica habitual de meditación sobre el estado de la función ejecutiva. (Aquí)

5) Ding 2014: Efecto de una semana de Body Mind Training sobre la creatividad, aumentando los afectos positivos y reduciendo los negativos (Aquí)

      Todo eso lo que se traduce es en 3 ideas principales, a fin de cuentas:

               Practicar meditación parece suponer un mejor estado en la atención ejecutiva (vía flexibilidad, ya que se debe controlar el estado por defecto para activar la atención a algo irrelevante), una mejora del estado de ánimo (diferentes zonas cerebrales implicadas en el procesamiento de emociones parecen tener mejor conectividad y grosor) y una mejor conciencia de uno mismo (de esta no hay mucho que explicar). Si, el cerebro es una esponja cognitiva, lo pilla todo.

                Visto esto, uno se plantea que uso puede tener una técnica como el mindfulness en el tratamiento del daño cerebral. Y el planteamiento cambia cuando te das cuenta de que no es tan fácil como parece según que trastorno.

¿Es posible?

             Es evidente que si logramos el fortalecimiento de ciertas redes, en un cerebro que tiene un daño puede ser relativamente útil. El problema es que hay que recordar que la aplicación puede ser difícil si lo que tenemos delante es una persona, por ejemplo, con una dificultad en la comprensión de ciertos términos (una afasia semántica por ejemplo) o alguien con un soberano déficit en atención sostenida.

                 Desde mi experiencia, sin ánimo de volver a enumerar artículos (ya tendré tiempo en el próximo post), hay que ajustar lo que es el Mindfulness a cada caso, no queriendo empezar directamente por los niveles básicos que cualquier monitor usaría en su dia a día, sino yendo a la base para crear un hábito. En la persona con una afasia semántica, comenzar por crear un hábito, dedicar las horas que sean necesarias para que entienda conceptos como "mirar para uno mismo" "estar atento a la acción" "pensar aquí o ahora"... mi en este caso (en la pregunta que hice a la ponente al inicio) era pedirle al paciente exactamente lo que le pediría a otra persona. No es necesario que cierre los ojos, puede que incluso con seguir una luz y que centre su atención en ese seguir una luz logremos ir instaurando un hábito. Recordemos que los pacientes con afasia progresiva de tipo semántico pueden tener un estado de ánimo bajo, pudiéndose beneficiar de este mindfulness y sus efectos en ese estado.

Una lesión en el cerebro puede complicar la comprensión de las instrucciones del mindfulness, o la capacidad para llevarlo a cabo sin hacer una introducción gradual del mismo.

                       En el caso de una atención sostenida deficitaria, puede parecer imposible, pero se trata precisamente de eso, estaríamos trabajando de otra manera la atención (más allá de fichas, más allá de tareas clásicas), trabajando el control de la atención, y fortaleciéndolo. Pero evidentemente hay que hacerlo con paciencia, no se trata de desear que la primera clase dure sus exactos 60 minutos. Ajustarlo a pequeños periodos de tiempo con descansos, por ejemplo. Desde luego, me toca leer y buscar estudios con pacientes con daño cerebral, aunque seguramente quede en un segundo plano el procedimiento (cómo se aplicó la técnica), que es precisamente lo que a nivel clínico más me interesa ahora mismo.

                     Sea como sea, normalmente miraba con cierto escepticismo este tipo de tratamiento, pero existe un cuerpo teórico importante detrás, y seguramente una serie de beneficios para la propia persona (no solo para su función cognitiva) que tal vez lleven a ir integrando este tipo de acciones junto con otras más tradicionales. El efecto sobre el cerebro está ahí. Un saludo.

PD: no puedo dejar acabar esto sin lanzar la eterna sombra de duda... Con tantos tipos diferentes de meditación ¿Qué formas son las más correctas? ¿Es lo mismo usar el Mindfulness que el Fendelkrais?¿Ayuda a todos los tipos de daños?. No busquéis estas respuestas en un congreso de ministros.


              

2 comentarios:

remeca dijo...

Me pregunto hasta qué punto rezar el rosario como se hacía antiguamente, no se basa en cierto modo en un proceso mental similar, pero occidentalizado. Es un tema apasionante, como buena herencia oriental, pero necesita tiempo para madurar y asentarse en nuestra cultura con serenidad y normalidad. Demasiadas modas fraccionadas

Aarón dijo...

Hola Remeca,

Coincido contigo en esa última idea. La meditación es un término demasiado amplio,y el estudio debe tratar de "operacionalizarlo". La mayoría de los estudios concluye que la meditación hace algo, pero en cada uno de ellos usan formas diferentes de meditación. Esa generalización puede llevar a error, o a pensar que es una panacea que todo lo cura. Hay que ser cautos, sin duda.

Muchas gracias por comentar.