martes, 6 de marzo de 2018

Jornadas TDAH (Cara A): De lo filosófico al día a día

Las jornadas del TDAH que tuvieron lugar este fin de semana en Sevilla prometían que no iban a dejar indiferente a nadie. Tanto por la propuesta de debate, bastante innovadora, como por los ponentes que iban a participar. Y si, sin duda, no dejaron a nadie indiferente. Pero si alguien trataba de hilar fino durante el propio debate, lo que teníamos delante no era solo un debate sobre si el TDAH existía o no. Era un debate mucho más profundo, mucho más filosófico sobre como se concibe al ser humano, y cómo esas concepciones explican los trastornos mentales, o en este caso, un trastorno del neurodesarrollo. Y muy posiblemente, todos los científicos, clínicos, investigadores teníamos una posición de partida ante ese debate. Teníamos un bueno y un malo, por decirlo de alguna manera. Y entiendo que todos habíamos ido, más que apoyar a nuestro bueno, a entender a nuestro malo (eso me gustaría pensar). Entiendo, por qué esa es la actitud con la que debe afrontarse un debate a nivel científico.

Pero había un no pequeño grupo de personas que no iban con la intención de entender al ser humano en general, que no eran psicólogos, que la mitad de los términos técnicos que oían no formaban parte de su vida cotidiana, pero que se estremecen cuando escuchan la palabra TDAH: Los padres y madres de los niños y niñas que han sido diagnosticados. Si entre psicólogos no nos ponemos de acuerdo sobre que orientación nos gusta más, estaría bastante bien que al menos hubiera un pequeño acuerdo sobre que nuestras dudas no deberían de ser transmitidas a las familias. Yo voy a dormir igual de bien si el ser humano es una tabula rasa, si todo lo rige el cerebro, o si al final somos como palomas de laboratorio a la hora de aprender. Pero una madre de un hijo diagnosticado no lo hará cuando le ponen en duda que lo que está haciendo con él está o no bien hecho. Dicho esto, voy a intentar sacar algunas conclusiones de este encuentro, siendo todo lo objetivo que puedo ser teniendo en cuenta que soy neuropsicólogo.

El debate en si

Uno se acostumbra a estar en muchos congresos, en muchos grupos de whassap y en muchos sitios donde la mayoría de la gente piensa como uno mismo. De hecho, gustamos de rodearnos de gente que nos gusta, de poner el canal que tiene cierta ideología parecida a la nuestra. Gustamos de ver refrendado nuestro punto de vista. Y llegado a cierto punto, uno termina creyéndose que todos piensan igual que uno mismo. Por eso, eventos como este, chocan tanto. Pocas veces le da a alguien por unir en un debate a dos puntos tan opuestos en cuanto a sus postulados básicos. Y con esos postulados básicos, explican el TDAH o como lo quieran llamar.

Esto seguramente sea la idea que le viene a más de uno cuando escucha la palabra "debate".

El problema es que resulta difícil llegar a un "algo" desde posiciones tan antagónicas y que tienen pocos puntos sobre los que empezar a construir. Y eso llevó al debate muchas veces por derroteros como digo, filosóficos. Por eso, voy a intentar dividir las conclusiones en dos puntos: Uno cientificio-filosófico y otro, que parece que se le está olvidando a todo el mundo cuando habla del debate: el práctico y aplicado, precisamente para las familias. Os recomiendo, si no os interesa alguno de los puntos, que directamente os los saltéis, aunque me daría bastante pena que los se orienten más por el punto científico no tengan el interés de como aplicar eso en las familias, salvo que realmente, no traten con ellas y sean solo teóricos.

La cara científica del debate

Tuvimos dos disertaciones iniciales bastante interesantes. En una primera, Javier Tirapu nos dio algunas pinceladas sobre como funciona el cerebro y como la neuropsicología hace de nexo de unión entre la conducta y el propio cerebro. De hecho, desde siempre, esto ha sido considerado así cuando se habla de neuropsicología. Es cierto que puede haber personas extremadamente "corticocentristas" y que creen que todo es el propio cerebro. Pero cuando se oye hablar a Javier Tirapu quedan claras cosas como que "el cerebro interacciona con el entorno", que "los cambios en la conducta conllevan en general cambios a nivel cerebral" (siguiendo las 4 leyes de Eric Kandell), o que "la dicotomía genética-ambiente agoniza en pos de una unión Genes por Ambiente", relacionándolo con la epigenética. Podría parecer que en este punto, nos estaríamos alejando completamente del TDAH pero quien hila fino, se puede dar cuenta de que había hecho los deberes, puesto que eran críticas a la base de los argumentos de alguien que no había ni expuesto aún.

Por otro lado, Marino Pérez centró su tesis en  desmontar la existencia del TDAH y de la existencia de un marcador cerebral o una base genética en base a diferentes artículos seleccionados por el mismo. Hasta este punto estábamos ante una revisión teórica que, como toda revisión que no sigue un criterio sistemático de selección de los artículos o se hace a partir de meta-analisis, siempre puede dejar la duda de si se han dejado algunos artículos fuera o no. Crítico con certeza el modelo de diagnóstico actual, basado en el DSM-V o la CIE-10 y posteriormente, se adentró en un terreno espinoso: señalar a las farmacéuticas como grandes responsables de la existencia del trastorno al buscar incrementar sus beneficios, con, desde su punto de vista, la connivencia de las familias y asociaciones de TDAH. Además, de nuevo bajo su punto de vista, los clínicos refrendamos nuestros diagnósticos en un sesgo de confirmación tremendo (omito mi opinión).

Es posible, o no. De las farmacéuticas se puede dudar, la verdad. Pero el salto hacía familias y profesionales...

Y a la a tarde, se llegó al punto de debatir entre los dos ponentes. Y ahí es donde hubo momentos algo tensos y de claros enfrentamientos de posición en cuanto a las concepciones de la atención (eje central del supuesto trastorno), del papel que juega el cerebro en la conducta y muchas otras cosas, en las que no voy a entrar. Sin embargo, algunos retazos de acuerdo se podían entresacar de aquí. Uno de ellos, seguramente el más importante, fue considerar el TDAH como un extremo dentro de un continuo, un patrón de comportamiento que no termina de funcionar bien en entornos como el de la escuela, pero si en otros, y que por tanto, el término enfermedad era algo totalmente desfasado. Es decir, vuestros hijos e hijas, no son Enfermos.

Otro de los puntos finales lo planteo Javier Tirapu al hablar de un marcador neuropsicológico para la detección del TDAH, algo que parece va a publicar en poco tiempo y que seguramente nos sea de mucha utilidad a los clínicos. Mientras, tal y como decía, lo interesante es entresacar esas pautas, más allá del abordaje farmacológico, que ambos ponentes ofrecieron.

La cara aplicada del debate

Costó en algunos momentos volver al TDAH, pero al llegar, recibimos una serie de pautas interesantes por parte de ambos ponentes que voy a desgranar. Por un lado, Javier Tirapu, defensor del trabajo del neuropsicólogo en este tipo de trastornos, comentó las siguientes ideas:

-El movimiento como ayuda. No se le puede pedir que esté completamente quieto en la silla, si necesita estar moviendo los pies, hay que dejarle hacerlo.
-Estudiar con auriculares y música. En ocasiones muchas veces nos encontramos con esta conducta, que según nos indica Tirapu, lejos de ser algo que dificulte el estudio, muchas veces en una forma de control que realiza el niño o niña, ya que con  la música reduce estímulos externos y el propio "ruido" interno. (Al que me conozca un poco, sabrá que yo hago exactamente lo mismo para estudiar o escribir).
-El uso diferencial del hipocampo. También nos indicó una pequeña técnica. En el caso de querer guardar información, o memorizar, nos indica que cerremos el puño derecho ya que esto estimula el lado izquierdo del cerebro y el hipocampo izquierdo tiene un papel importante en la memorización. De manera inversa para recuperar información, nos señala que cerremos el puño izquierdo, ya que el hipocampo derecho tiene un papel importante en la recuperación de información.
- El olor a frutas de bosque. Partiendo de las ideas sobre como evolucionó el cerebro y como gran esté se ha mantenido muy similar muchos millones de años, el olor de un ambientador de frutas del bosque podría provocar un estado de alerta similar al que ese tipo de olores provocaba a nuestros antepasados.
-La actividad previa a la escuela. Según nos indica Javier Tirapu, hay estudios que muestran que la actividad física previa antes de ir a la escuela influye en el rendimiento que va a tener en ese niño durante la mañana, de forma que niños que van andando a clase una larga distancia entran más activados que aquellos que van en coche, tardando más en ponerse a tono y perdiendo gran parte del día.

-El uso del perejil. Ah... no, este no era cierto XD

Es el estudio el campo de batalla de los peques y donde mas se expresan sus dificultades atencional, qué menos que tener pautas para darle a los padres y facilitar ese estudio.

Por su parte, Marino Pérez también hizo sus aportaciones respecto al abordaje en cuestión. Podría parecer una contradicción, pero aún negando un patrón neurocognitivo , si acepta que hay niños con ciertas dificultades o patrones de comportamiento que se pueden modificar. Y aludió a los trabajos planteados por Adelle Diamond, autora que no conocía, algo imperdonable cuando se trata de una de las 15 neurocientificas más influyentes del mundo. Y está muy centrada en el tema infantil. En Suweb (AQUI)  tenemos múltiples publicaciones que nos pueden orientar sobre el tratamiento de diferentes dificultades sobre el desarrollo cerebral, aunque eso sí, están en inglés.


Así pues, estás son algunas pautas que pueden ser interesantes, y que muchos asistentes agradecieron cuando llegaron (de hecho, la gente se afanaba por tomar notas y no perder un ápice de esta punto). Supongo que la valoración final del debate es algo ya personal de cada uno. Cada uno iba con una expectativa diferente, personal y profesional, por lo que resulta difícil hablar de una manera general. Mi objetivo personal era ir a conocer un punto de vista que no entendía y verlo en confrontación con lo que yo pienso. Y después pensar. Ahora, creo, entiendo ese punto de vista, aunque no lo comparta en absoluto. Creo que en ciencia es necesario confrontar puntos de vista. También creo, tal y como he empezado diciendo, que hay que hacerlo siempre mirando el impacto que la discusión tiene en las familias. Aún somos eficaces ignorantes en muchas cosas, lo interesante es intentar entender el por qué.

PD: está es la Cara A, objetiva en la medida de lo posible y un resumen. Vamos que no me mojo (again). Pero la cara B va en el próximo post. Ahí me empapo.

PD2: Creo que la etiqueta es el gran problema y el modelo diagnóstico vía DSM-V. Esa herramienta, aunque se actualice, va estando caducada, en mi opinión.

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